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Bio de Arce Perro Viejo

Empecemos por lo básico: me llamo Pablo, aunque mucha gente me conoce como Arce o Perro Viejo. Nací en Santiago de Compostela y en noviembre cumplo 35 años. Desde muy joven encontré en la música una vía de escape y expresión. A los 17 años lancé mi primera maqueta, Polvo de ángel, una carta de presentación directa, cruda y sincera. Nunca fui de seguir modas; lo mío siempre fue contar lo que se vive en la calle.

Siempre he intentado mantenerme fiel a mi esencia, pero evolucionando disco tras disco. Estos son algunos de los trabajos que he publicado:

  • Perro viejo (2012)
  • 21 gramos (2013)
  • Toke de queda (2014)
  • Lucifer (2015)
  • Pedigrí (2019)
  • Stand by (2022)

A lo largo de mi camino he colaborado con artistas como Fyahbwoy, Pitizion, Costa, Denom u Omar Montes. He mezclado lo personal con lo comercial sin perder el alma. Mis letras han llegado a millones de personas, y muchos se ven reflejados en lo que cuento. Eso es lo que más me importa.

Para mí, el estilo no termina en la música. También lo llevo a la ropa que diseño. He creado una línea unisex que representa lo que soy: chalecos, camisetas y sudaderas con identidad, con mensaje. Muchas de estas prendas las habrás visto en mis videoclips o sobre el escenario. No es solo merch, es una forma de vestir lo que pienso.

Algunas preguntas que me suelen hacer, y que respondo con el corazón:

Es más que un disco, es una forma de ver la vida. Calle, lealtad, y aprender a base de golpes. Fue un antes y un después.

De todo un poco: flamenco, rock nacional, algo de reggae... pero el rap fue el que me hizo escribir y soltar lo que tenía dentro.

Es la misma que uso en mis vídeos y en el día a día. Urbana, con mensaje, sin postureo. Libre.

Admiro a los que no se venden. Kase.O, Tote, gente que se mantiene real. Pero también miro mucho para dentro. Mi referente es todo lo que no quiero volver a ser.

“Luzbel”. Tiene una historia dura detrás. También “Fuego” o “Pedigrí”, porque tienen mi ADN.

Mi padre. Lo que ha hecho por mí sin pedir nada a cambio no lo iguala nadie.

Sigo marcando mi camino sin depender de nadie. Me comunico con mi gente a través de la música, la ropa y la calle. Lo que hago es más que arte: es una forma de vivir, de hablar claro, y de no bajar la cabeza.

4.7
Excelente